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       El llamado
Hotel Attraction
       nunca pasó de ser un mero
       proyecto. Algunos creen que
       el lugar elegido para levan-
       tarlo era exactamente el mis-
       mo que ocuparon las Torres
       Gemelas del
World Trade
      
Center. Y, de hecho, tras los
       atentados del 11-S, se estu-
       dió la posibilidad de recu-
       perarlo.






 


Arquitectura secreta
El “Empire State” de Gaudí

Según la Biblia, el rey David recibió directamente de Dios las medidas del Templo que construiría su hijo Salomón. Desde entonces, e incluso antes, el ser humano siempre ha tenido la conciencia de que la arquitectura encierra poder entre sus muros y sus proporciones. ¿Por qué, si no, esa obsesión de todas las civilizaciones por construir inmensas pirámides, grandiosas catedrales o gigantescos rascacielos?

En 1908, Antonio Gaudí estaba trabajando en la construcción de la Sagrada Familia de Barcelona. En un episodio poco conocido que relata uno de sus discípulos, el escultor Joan Matamala, recibió allí la visita de dos industriales estadounidenses, atraídos por la fama y el talento del arquitecto catalán. Soñaban con erigir el edificio más alto del mundo en el corazón de Manhattan, majestuoso y rodeado de jardines: un hotel de 320 m de altura –310 estructurales, más una escultura en la cúspide– que superase incluso a la Torre Eiffel de París. Y para ello querían contar con un diseño del arquitecto más innovador del momento: Gaudí.

Con su forma que evoca una mezcla entre el gótico y el modernismo, de haberse convertido en realidad, el llamado Hotel Atraction se habría adelantado en casi dos décadas al Empire State Building como mayor rascacielos del mundo y edificación humana más elevada de la historia.

Un proyecto controvertido

A pesar de que se trata de un proyecto famoso, que ha aparecido en numerosos medios y hasta se barajó volver a él cuando las Torres Gemelas del World Trade Center fueron destruidas en los atentados del 11-S, hay quien sostiene que el Hotel Attraction es apócrifo. Ello se debe a que se ignora el nombre de los dos industriales norteamericanos que, casi en secreto, visitaron a Gaudí en Barcelona y le encargaron supuestamente el proyecto. Y también porque no hay más testimonios de él que el de Matamala.

Aunque casi todos los diseños se perdieron durante el incendio del taller de Gaudí, en 1936, existe sin embargo un pequeño conjunto de seis o siete bocetos que los historiadores atribuyen al propio genio catalán, así como el testimonio de una maqueta del rascacielos. De hecho, Paul Laffoley, uno de los arquitectos que colaboraron con Minoru Yamasaki en el diseño de las Torres Gemelas, apoyó en 2003 la iniciativa de retomar el Hotel Attraction de Gaudí para sustituir a los malogrados edificios del World Trade Center. Aunque finalmente la propuesta quedó desestimada, se trata de un dato que parece disipar cualquier duda sobre la autenticidad del proyecto.

Un rascacielos con forma de catedral

Además de una imponente altura, el Hotel Attraction iba a estar formado por una nave central, la mayor, rodeada de otras ocho menores, todas ellas con forma de paraboloide –que es la curva matemática preferida por Gaudí para sus arcos y estructuras–. En el interior, el gran salón tendría un techo abovedado a 120 m de altura, y toda la construcción estaría coronada por una escultura en forma de estrella. Habría sido, por así decirlo, un rascacielos con imagen de catedral.

El lugar elegido para su construcción no está del todo dilucidado. Algunos expertos, como el citado Paul Laffoley, creen que es el mismo que ocuparon más de medio siglo después las Torres Gemelas, y de ahí su interés por retomar el proyecto original de Gaudí. Otros, por el contrario, opinan que la ubicación estaría algo más al sur, en el extremo de la isla de Manhattan.

En cualquier caso, podemos imaginar la impresionante estructura alzándose sobre la bahía del Hudson, como parte fundamental –luego compartida con otros rascacielos emblemáticos, como el Chrysler o el Empire State– del universal skyline de Nueva York.

Como un moderno Moisés

Antonio Gaudí es hoy mundialmente famoso y se le considera uno de los arquitectos más importantes e influyentes de la historia. Murió en 1926, sin ver terminada la Sagrada Familia ni erigido el Hotel Attraction. Al igual que a Moisés se le prohibió hollar con sus pies la Tierra Prometida, así Gaudí se fue a la tumba sin haber terminado sus obras más importantes. Pero no importa, porque, como él mismo dijo, el arquitecto tiene la capacidad de “ver las cosas antes de que estén hechas”.
 

Fragmento del artículo publicado por la revista Más Allá de la Ciencia
Junio 2011